En este confinamiento descubrí nuevas capacidades

“En estos momentos me enfrento a dos situaciones complejas en las que los estereotipos que yo tenía, no son ciertos:

Primero, llegar a los 70 es sinónimo de vejez, de imposibilidades, de enfermedad, de soledad, y segundo; ya no tengo edad para vestir ropa alegre, experimentar novedades, hacer cosas diferentes o viajar.

Desde niña me gustó mucho dibujar y pintar, practiqué poco sin llegar a perfeccionar mi gusto por el Arte y cuando descubrí que tenía capacidad ya no tenía tiempo para dedicarme a ello; me enfoqué como esposa y madre y luego, profesionalmente en el campo de la educación que siempre me ha apasionado... y así llegue a los 60 años.

Ya con tiempo disponible entré a clases de pintura con una amiga y desde entonces no he parado de pintar. Tratando siempre de perfeccionarme, experimentando técnicas, practicando cuanto se me ocurría. Hasta hace apenas pocos años, me di cuenta que podía pintar rostros, así que a modo de práctica empecé a pintar a mis nietos y luego a mis hijos. Cada vez me sorprendo más de lo que voy descubriendo de mí misma y de lo que soy capaz de hacer cuando me lo propongo. Es así que sigo aprendiendo y experimentando, la edad no me va a detener.

Si bien es cierto que a los setenta ya te dicen viejo, ¡no quiere decir que uno lo esté! Aunque la parte física, biológica de mi ser, marca los tiempos, también es cierto que para el espíritu no hay edad, en mi mente existen muchas posibilidades y deseos por realizar, ya no serán al mismo ritmo, ni serán igual que cuando era joven, pero podré hacerlo sin prisas, disfrutando el camino, los preparativos, soñando, analizando situaciones, pero los límites están en mí; yo lograré lo que me proponga, aceptando mi realidad y ajustándome a lo que sea necesario.

Creo que ahora nos toca a nosotros romper el paradigma y los estereotipos, ya basta que nos identifiquen con bastón y con cabello recogido como nuestras abuelas, de nosotros depende que ya no nos señalen así, no haciendo manifestaciones, ni asambleas o pidiendo a gritos que nos valoren; sino con nuestra actitud, nuestro modo de vestir, de hablar, de caminar, como personas adultas, sanas, alegres, dispuestos a vivir lo que nos falte, con emociones y retos. Que respeten nuestros tiempos, nuestra capacidad, nuestra sabiduría en experiencia vivida y la aprovechen.

Yo descubrí nuevas capacidades en mí, estoy segura que tú también tienes todo por descubrir.”

Alejandrina González
71 años